TO con familiares de progeria

                                      

 Por lo general, la familia suele ser la principal fuente de cuidado y protección para estos niños y niñas. Por este motivo, cuando en una familia alguno de los hijos presenta esta enfermedad, la angustia y la ansiedad se dispara, comenzando una etapa de cambios, sobre todo para los padres y madres.

La familia se enfrenta a una situación de desinformación, debido a la ausencia de documentación específica sobre la propia enfermedad, que condiciona un desconocimiento de ciertos aspectos, como puede ser el cuidado del infante, los tratamientos y las intervenciones disponibles, las posibles complicaciones y cómo afrontarlas. Para ello es cuando el TO empieza a trabajar y dar estrategias para que los padres afronten esta enfermedad.

Para realizar una correcta intervención con el niño, es muy importante el establecimiento de una relación terapéutica entre el profesional y la familia. Así, el terapeuta ocupacional debe transmitir una actitud positiva hacia los padres, responder a sus preocupaciones y necesidades, y proporcionar la información precisa. Cada familia es única, y se debe comprender las perspectivas de los padres, aunque estas difieran de las del profesional.

La familia es considerada como el núcleo principal de la intervención. De esta forma, el núcleo familiar proporciona información relevante, participando en el establecimiento de objetivos y en la propia intervención y asume el rol de “terapeuta” en casa, siguiendo las pautas consensuadas con el profesional.

El trabajo con el entorno familiar de los/as niños/as que acuden a las sesiones de Terapia Ocupacional es fundamental para alcanzar unos óptimos resultados en la intervención terapéutica. Por ello, el profesional de TO debe colaborar con el usuario y su familia para llevar a cabo una intervención que tenga en cuenta las fortalezas, expectativas, intereses y necesidades de estos.







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